Castellana 81: 10 curiosidades sobre la Torre que no sabías
La Torre de Castellana 81, es uno de los edificios más emblemáticos del skyline de Madrid. Este rascacielos situado en el corazón financiero de la ciudad, en AZCA, tiene una historia y características que lo hacen verdaderamente único. A continuación, te contamos diez curiosidades sobre esta impresionante Torre que seguro no conocías hasta hoy.
- Diseño firmado por un Maestro.
La Torre fue diseñada por el renombrado arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza. Su visión innovadora y su enfoque en la funcionalidad y estética han dejado una marca imborrable en la arquitectura con esta obra. La Torre cuenta con la “firma” del arquitecto en una de sus puertas giratorias.
- Construcción y altura.
Fue inaugurada en 1981, tiene una altura de 107 metros y 28 plantas de las cuales 5 son de doble altura. Durante muchos años, fue uno de los edificios más altos de Madrid.
- Fachada única.
La composición general de la fachada responde al criterio de conjugar superficie totalmente acristalada, con una carpintería muy sólida, realizada en acero “Cortén”, reforzada con una serie de líneas horizontales que subrayan la organización interior y el carácter ininterrumpido de los pisos, sin estructura vertical alguna.
El acero Cortén es un material que se oxida en su cara exterior para auto proteger su interior, otorgando un cromatismo y una textura muy singulares a la fachada, que evoluciona con el paso del tiempo y la aleja de la frialdad de los materiales inalterables. Sáenz de Oiza fue pionero en su utilización en arquitectura.
- Paneles de vidrio.
Está compuesta por paneles de vidrio tintado y aluminio anodizado, lo que le otorga un aspecto sofisticado y contemporáneo. Además, estos materiales ayudan a regular la temperatura interior y a optimizar la eficiencia energética del edificio.
- Construcción sobre vías de tren.
Una de las curiosidades más impresionantes de Castellana 81 es que fue construida sobre las vías del tren de la estación de Nuevos Ministerios. Este hecho representó un gran desafío técnico y de ingeniería, que se superó gracias a soluciones innovadoras que permitieron la coexistencia de la estructura con la infraestructura ferroviaria sin afectar el servicio de trenes.
- Renovación integral.
Entre 2015 y 2017 fue sometida a una profunda renovación. El proyecto, liderado por el arquitecto Ruiz Barbarín, modernizó las instalaciones, mejoró la eficiencia energética y restauró elementos originales del diseño de Sáenz de Oiza.
- Declarada Bien de Interés Cultural.
El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid declaró a Castellana 81 Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Monumento. Se trata de la primera vez que una construcción tan reciente obtiene la protección como BIC en la Comunidad de Madrid.
- Sostenibilidad, salud y bienestar.
Castellana 81 es un referente en sostenibilidad en el skyline de Madrid, fue el primer edificio de oficinas del Paseo de la Castellana en alcanzar la Certificación LEED Platino Core & Shell, el máximo posible según el sistema de certificación LEED otorgado por el US Green Building Council (USGBC). Y también fue el primer edificio de oficinas WELL de España y el quinto en Europa en obtener la certificación WELL Building Standard Oro en la categoría de Core & Shell.
- Smartbuilding.
Es un edificio de oficinas pionero en experiencia digital y conectividad, ha sido el primer edificio BIC en obtener las certificaciones WiredScore y SmartScore, consiguiendo el máximo nivel de estos estándares internacionales: Platino. Este logro afianzaba su apuesta por la innovación, la sostenibilidad y su diseño orientado a las personas.
- Escultura “Isabella” de Jaume Plensa.
En la entrada de Castellana 81 se encuentra la impresionante escultura «Isabella», obra del reconocido artista español Jaume Plensa. Esta pieza de arte contemporáneo, que representa una cabeza humana en actitud meditativa, se ha convertido en un icono visual del edificio y añade un toque de elegancia y reflexión al entorno empresarial.
En definitiva, Castellana 81 no solo es un símbolo del desarrollo financiero y empresarial de Madrid, sino también un referente arquitectónico. Su presencia en el skyline de la ciudad es un recordatorio del continuo crecimiento y modernización de la capital española.
